Pendientes
de la 4T
López Obrador y su perversa caterva de
fanáticos destructores ni siquiera han sabido cumplir a cabalidad con los
objetivos diseñados en su aquelarre para aniquilar hasta el último vestigio de
la patria. Todavía queda algo de la República y de la economía que extrañamente
no han acabado de exterminar. ¿Los monstruosos latrocinios los han distraído,
en lugar de continuar demoliendo y robando impunemente los ahorros de la
nación?
La vandálica pandilla morenista
eliminó los organismos autónomos garantes de nuestra democracia, extinguió la
COFECE, IFT, INAI, CRE, CNH, MEJOREDU y el INE, CONEVAL, el INEE, CPTM,
ProMéxico, el Seguro Popular, INSABI, 10 subsecretarías de Estado, además de
haber cancelado 109 fideicomisos públicos hurtando sus fondos multimillonarios
y destinándolos a fines inescrutables sin que proteste la sociedad anestesiada.
Los morenistas, esos sujetos
siniestros, despiadados, auténticos emisarios del pasado, desmantelaron la
división de poderes, una de las tantas herencias políticas de nuestros
ancestros, extinguieron el sistema de pesos y contrapesos para volver a
concentrar el poder en una sola persona, un tirano (a), que gobernará, como en
cualquier dictadura, de acuerdo a sus estados de ánimo, sin someterse a la ley,
sin equilibrio de fuerzas políticas para volver a caer en la
anarquía y en el absolutismo decimonónico, con todos los riesgos para la paz
social, en una nación con más de 131 millones de habitantes.
La Cuarta Demolición,
canceló la certeza jurídica, extinguió el Estado de Derecho, imprescindible
para la convivencia civilizada entre los mexicanos y para la atracción de
inversionistas nacionales y extranjeros, cuyos capitales generan riqueza,
empleos y bienestar. Arrasó el sistema educativo y el de la salud pública,
comprometió el futuro de México, desapareció el abasto de medicamentos, eliminó
el derecho de amparo y abolió, en los hechos, las garantías individuales
conquistadas por nuestros abuelos con altísimos costos generacionales.
Los morenistas, sin embargo, muy a pesar sus
esfuerzos suicidas, en su incompetencia e ineptitud, todavía no han puesto su
atención en la abolición de varios principios contenidos en nuestra
Constitución, orgullo de nuestra historia política, entre ellos, el de Sufragio
Efectivo. No Reelección. ¿Qué les pasa, inútiles? Todavía no cancelan las
concesiones de las estaciones de radio y televisión ni expropian periódicos ni
fundan un Granma como el diario cubano, ni estatizan cualquier medio de
difusión para anular de raíz la libertad de expresión. El Granma mexicano son
las mañaneras… ¿Por qué no han extinguido los partidos políticos, ni eliminado
a la oposición, como en cualquier dictadura que más o menos se respete, ni han
construido cárceles clandestinas para llenarlas de presos políticos ni han
despojado a sus legítimos dueños de sus empresas ni han acabado con la
propiedad privada ni constituido miles de empresas públicas para desperdiciar y
lucrar con el tesoro público ni creado una Secretaría de Propaganda si López
Obrador ha sido un traidor al movimiento desde que prometió “un cambio de régimen político”,
una transformación “profunda y
radical” del país y todavía no lo ha logrado escondido en las tinieblas?
Resulta incomprensible, que habiendo decidido
demoler hasta la última partícula del México moderno, todavía no se hubieran
robado los fondos de las afores, no hubieran suprimido la autonomía del Banco
de México, que promueve el sano desarrollo del sistema financiero y de
pagos, así como la estabilidad del poder adquisitivo del peso.
¡Claro que todavía pueden
trabar más alianzas con el narco, envenenar a más
personas, inundar el mercado con más dinero negro, facilitar el derecho de
cobro de piso y lastimar la economía con notable éxito, pero es una tarea
compleja que requiere tiempo, por lo que debemos confiar en su capacidad
exterminadora, imprescindible para acabar con la mínima aspiración de poder
construir un México mejor para todos!
Impidamos, a como dé
lugar, la promulgación —ya sin sarcasmos—, de la próxima reforma electoral, un
pendiente de la 4T, con el que pretende retener la mayoría calificada y
garantizar el proceso de devastación de la patria, cuya reconstrucción habrán
de pagar los compatriotas de hoy, en el entendido de que los de mañana,
escupirán sobre las tumbas de nuestra generación hasta que se les seque la
boca…